Cultivando talentos, fundaciones para construir el país

Hablar de la transformación del sistema educativo de un país es una labor titánica, y a la vez apasionante. Especialmente si estamos hablando de un país que ha visto decaer no solamente la calidad de la educación, sino también de la instrucción en las escuelas y Universidades como ha sucedido en Venezuela en las dos primeras décadas del siglo XXI.

Radiografía de un país llamado Venezuela

Venezuela era un país que a mediados del siglo XX tuvo un período de crecimiento y presencia descollante en el orbe mundial consecuencia de la renta por explotación petrolera, la formación de sus profesionales y las gigantescas obras de infraestructura internas que se ejecutaron.

Con toda esa fuerza y dinámica económica y educativa, Venezuela se transformó en menos de cuarenta años –como en los cuentos de hadas– de ser un país rural, agrícola, con escasa educación en su población, pésimas vías de comunicación y sistema sanitario deficiente, a un país moderno, con importantes obras de ingeniería hidráulica, vial, comercial y residencial, recintos educativos y espacios culturales de primera línea, que estuvieron entre los mejores de América Latina.

Luego de una acelerada destrucción de las instituciones, y la consolidación de un sistema político que propicia la corrupción como una práctica común, no cabe duda de que las consecuencias eran fácilmente predecibles.

La crisis de valores, la ausencia de un sistema educativo que apoye la estructura productiva del país, la ausencia de profesionales que se mantengan al frente de las instituciones públicas y la falta de competitividad en el sistema de compensaciones del sector privado, hacen insostenible una sociedad que se asfixia cada día en una especie de supervivencia, desde la búsqueda de alimentos hasta la necesidad de medicinas, y otros rubros vitales para la más mínima convivencia como ciudadanos.

En el informe de la organización para los derechos humanos, PROVEA, de octubre 2019, se registra que en Venezuela hay una disminución en el número de escuelas entre el año 2018 y 2019, con 848 instituciones educativas cerradas, y 447 instituciones menos que el año anterior, y según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida un 35 % de los estudiantes no fue a la escuela porque no había podido alimentarse adecuadamente.

¿Existe alguna esperanza?

En mi Libro Bienvenidos al futuro, he propuesto efectuar una transformación del sistema educativo, con un enfoque que nos permita reforzar la tesis de que la educación es uno de los factores que apuntalan la transformación y edificación de una nación en términos de ciudadanos más proactivos, sociedades que respetan las instituciones, funcionarios públicos que no se doblegan ante sobornos o políticos que cuestionan y enfrentan la corrupción.

A través de la transformación estratégica de sus sistemas educativos, otros países han logrado darle un vuelco a los sistemas de creencias, afianzando valores ciudadanos y éticos mediante el impulso de planes de estudios a nivel escolar, y desarrollando iniciativas de estudios superiores en sintonía con el sector privado y comunidades de inversionistas para preparar los profesionales y técnicos que se requieren según las proyecciones de los mercados tanto nacionales como globales.

Dichos cambios en el enfoque estratégico de la educación de sus ciudadanos, ha permitido el crecimiento económico de esos países, impactando positivamente tanto el desarrollo industrial como los índices de prosperidad de esos países, y lo que es aún mejor, se han notado mejoras graduales cada año en la disminución de los niveles de corrupción.

Las ONG y las Fundaciones son pilares fundamentales de esta transformación

Existen instituciones que representan un faro de esperanza y que son esos emprendimientos que llevados de la mano de personas con vocación de servicio, y una pasión que mueve voluntades son cada día las que nos dan señales de que sí se puede transformar un país para llevarlo al siguiente nivel.

Entre los ejemplos de esas fundaciones que operan en Venezuela y emergen como referentes de las organizaciones dignas de ser replicadas, y por supuesto apoyadas, es la “Fundación Motores por la Paz”, quienes con su Programa Órbita CI 130, se encargan de la identificación temprana, diagnóstico, tutoría y asistencia integral especializada a niños y jóvenes con altas capacidades, alto rendimiento y/o superdotación.

Este tipo de programas en algunos países como Singapur forman parte de sus políticas públicas, y han sido incorporados al sistema nacional de educación, los cuales tienen como objetivo descubrir dichos talentos, y desarrollarlos mediante la dotación de recursos necesarios para que estas personas con coeficientes intelectuales superiores al promedio sean incorporados a programas acelerados de desarrollo de altos rendimientos, los cuales son orientados a formar parte de equipos de investigadores de altísima expectación.

Así mismo, en Venezuela, existe la Olimpiada Recreativa de Matemática, la cual tiene como fin incentivar el interés de los niños por la matemática. Siendo que la enseñanza de la matemática representa un factor estratégico para mejorar el nivel académico y estimular en los niños en el uso de sus capacidades intelectuales: comprensión, capacidad de síntesis y juicio crítico.

Son este tipo de fundaciones las que nos hacen sentir orgullosos de la capacidad de crear y de impulsar el deseo por construir un país mejor, una Venezuela mejor. El objetivo debe estar claro para poder seguir avanzando en este tipo de iniciativas, y continuar preparando a los jóvenes que eventualmente tomarán las riendas del desarrollo de este hermoso país.

Estamos todos invitados a construir esa Venezuela del futuro

El ejemplo que nos dan las Organizaciones como las que hemos mencionado arriba, son el motor que nos hace mirar con confianza y optimismo ese cambio de actitudes, que nos permitirán darnos cuenta de que somos nosotros, con nuestra gente, con nuestros líderes, los que vamos a generar los cambios que Venezuela requiere.

Y así, pronto poder decir con emoción: ¡Bienvenidos al futuro!

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