El 2020 ha sido un año interesante. Muy pocas personas, podrían haber imaginado al inicio del año lo que venía en los meses siguientes.

La pandemia con el COVID-19, fue una situación que nos tomó de sorpresa a la mayoría. Tal vez algunos de nosotros ni siquiera sabíamos la diferencia entre pandemia y epidemia. En fin, no teníamos idea de la magnitud de este tipo de infecciones virales.

Algunos incluso especularon que el virus en los climas cálidos no se esparcía, y terminó siendo un factor irrelevante, pues el virus se esparce casi por cualquier lugar del planeta sin importar las condiciones ambientales ni geográficas. Una enfermedad cuya forma de contagio no se conocía, ni tampoco los métodos para evitarla.

Prácticamente la comunidad científica iba aprendiendo sobre la marcha, y transmitiendo información con recelo pues nada era concluyente. Sin embargo, en la medida de lo posible los canales de comunicación se activaron, y se trataba de llegar a los confines de la Tierra para poder prevenir el impacto.

Las consecuencias negativas

Lo cierto es que esto fue solamente el comienzo de lo que más tarde sería una crisis global que afectó a todos los ámbitos de nuestra vida: las relaciones interpersonales, el contacto con la familia y los amigos, la relación en la escuela, en la oficina, las visitas a los supermercados, las fiestas, los conciertos, en fin, todo cambió.

El mundo prácticamente se paralizó, las actividades comerciales se vieron afectadas, los vuelos, cruceros y otras formas de transporte se paralizaron por un tiempo indescifrable. Las empresas de aviación perdieron dinero a montones, innumerables locales comerciales sucumbieron ante la crisis.

El mercado mundial de petróleo sufrió una de las crisis más grandes de la historia, y las empresas petroleras paralizaron proyectos, despidieron personal a montones, y ello afectó a toda la cadena de producción y consumo relacionada con la energía.

Lo positivo de las crisis generadas por el coronavirus

En toda crisis hay fenómenos que son negativos y otros que resultan positivos. Así, en este período COVID-19, se incrementaron la cantidad de webinars, cursos a distancia, reuniones virtuales, etc. que permitieron aprovechar el tiempo al máximo. Así como muchas empresas redujeron sus plantillas de personal, también disminuyeron los costos por arrendamiento de oficinas y servicios públicos.

El hecho de que se paralizaran masivamente algunos medios de transporte permitió observar una disminución de tráfico vehicular, vías sin congestionamiento, mejoras sustanciales en la calidad del aire, animales marinos y aves regresando a sitios donde habían sido desplazados por la presencia humana, o por la influencia del tráfico marino.

Y por otra parte, ciertos negocios crecieron aceleradamente, por ejemplo, las empresas de transporte de productos y entregas por correo. Así mismo, aumentó exponencialmente el mercado electrónico, y los intercambios comerciales sobre plataformas virtuales.

Pero digamos ADIÓS al 2020 y Hablemos de la Venezuela que soñamos

Creo que podemos analizar cuáles son los aspectos positivos que podrían representar oportunidades para el año 2021.

En particular para Venezuela el reto es inmensamente mayor, debido a las restricciones de servicios públicos y la disminuida calidad de los sistemas de producción. Pero, al terminar un año es siempre una gran oportunidad para analizar con esperanza el futuro que nos espera en el año por venir.

Este es un tema que quiero desarrollar con nuestros emprendedores, nuestros profesionales, personal técnico, amas de casa, y con todos los jóvenes de nuestro país. Analizar, discernir, evaluar cuales pueden ser las oportunidades de crecimiento para el país en el año 2021, y cómo podemos colaborar para hacerlo realidad.

Envíame tus ideas, ¿Qué crees que podemos hacer nosotros, como ciudadanos, para mejorar el país que tenemos? ¿Cómo piensas que será el año 2021? ¿Cuáles crees que serán los grandes cambios que marcarán la diferencia en el año por venir?

Escríbeme, deja tus impresiones en el área de comentarios.