Proyección de nuestra visión

¡Bienvenidos al Futuro! Mi visión hecha realidad


Quiero empezar con una pregunta: ¿Qué es el futuro? En su definición más simple, el futuro es algo que existirá o sucederá en un tiempo posterior al presente. Inicié con esta pregunta para ponernos en el mismo tono sobre el concepto de lo que representa el futuro. De una manera pragmática, el futuro es algo que se puede “crear”. Por eso, mi primer libro se llama Bienvenidos al Futuro.

Por ejemplo, si tienes un proyecto personal, debes empezar con una visión de eso que “te mueve”, que te inspira y que te motiva a generar tanto las ideas como las sinergias para que de manera factible esa visión se convierta en algo real.

Es así como, en mi libro: ¡Bienvenidos al futuro!, he hecho realidad un sueño que fue consecuencia de muchas e intensas horas de reflexión. Toda visión parte de una imagen preconcebida, es decir de un proyecto que alguien generó en función de una gran idea, y tengamos claro que todos los grandes proyectos han nacido de un sueño, bien sea individual o colectivo.

Yo sueño con tener un país diferente al actual, una Venezuela diferente. Clic para tuitear

¿Dónde estamos en este momento?

Venezuela es un país que a mediados del siglo XX tuvo un período de crecimiento y presencia destacada a nivel mundial consecuencia de la renta por explotación petrolera, la formación de sus profesionales y las gigantescas obras de infraestructura internas que se ejecutaron.

En consecuencia, Venezuela se transformó en menos de cuatro décadas, de un país rural, agrícola, con escasa educación en su población, pésimas vías de comunicación y sistema sanitario deficiente, a un país moderno, con importantes obras de ingeniería hidráulica, vial, comercial y residencial, recintos educativos y espacios culturales de primera línea, que estuvieron entre los mejores de América Latina.

Por otra parte, la música, la gastronomía, la vida cultural, los ecosistemas y la hospitalidad del venezolano la convirtieron en una nación de interés mundial.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

En el año 1998, ocurre una transición política que trae una propuesta de cambio –¡y vaya qué cambio! – el cual comenzó un proceso de involución y un violento retroceso. Nunca un país democrático que no estuviese en guerra había sido destruido, empobrecido, saqueado y humillado en tan poco tiempo como lo fue Venezuela en un espacio de menos de dos décadas.

Un país que en el siglo XX pasó de ser generador de oportunidades, de atracción para gentes y capitales privados, desarrollo y crecimiento, con economía sólida, a un país en el siglo XXI en estado de miseria, famélico, improductivo. Incapaz siquiera de generar sus propios recursos para garantizar una soberanía alimentaria, mucho menos para generar el combustible para mover los vehículos para transportar a sus habitantes, ni los servicios públicos mínimos para garantizar una vida digna.

Un país con poderes públicos inmorales e instituciones corruptas, arrodilladas ante unos líderes que se comportan como criminales, que a través de mecanismos bien diseñados de control social han forzado a gran parte de su población a la emigración, y ahora la han convertido en refugiada en diversos países que les han dado acogida.

¿Y ahora, qué podría cambiar?

He planteado una propuesta que no es una utopía, sino la construcción de algo nuevo, alcanzable y diferente a lo que los venezolanos entendemos como país. Destaco conceptos como eficiencia, productividad, capacitación, honestidad, visión y liderazgo, que son usados con base profesional y gerencial, teniendo como referentes a los resultados positivos de gestión pública que he podido observar en otros países.

Mis ideas son sencillas y comprensibles porque en el fondo no chocan con anhelos comunes de los venezolanos: ¿Por qué no hacerlo bien?, ¿Cómo lograr que hagamos algo diferente y útil para la sociedad venezolana? ¿Cuál es la visión que se desea del país y cuáles son las metas por alcanzar? ¿Cuál debe ser nuestro comportamiento y compromiso como venezolanos de una Venezuela distinta?

Planteo un modelo que es un enorme plan, con un flujograma de acciones concretas para construir un país diferente, una Venezuela diferente y mejor de lo que está a la vista. Todas estas ideas están unidas por un eje transversal que las integra sin dejarlas aisladas, y donde cada unidad del modelo funcionará bien y mejor cuando todas las piezas funcionen juntas y sincronizadas.

¿Cómo trabajar juntos?

En mi libro Bienvenidos al Futuro, haciendo uso de esa visión factible, armoniosa y atractiva, te doy la bienvenida a un país conducido con los mismos criterios con los que un gerente contemporáneo manejaría la responsabilidad de contribuir con su empresa para que sea funcional, eficiente, competitiva y rentable; sin dejar de lado el objetivo de la creación de bienestar para sus conciudadanos.

Una Venezuela reconstruida, utilizando criterios claros, que parten desde la idea sencilla de que el presidente del país debe aceptar que es un funcionario más (de mayor jerarquía). Él es un ser tan común como lo somos sus ciudadanos, y que tenga un comportamiento cívico digno, y que rinda cuentas de su gestión. 

En esta nueva Venezuela trabajamos juntos, tomando en cuenta las lecciones del pasado con una clara visión de lo que deseamos de cara al futuro. Haciendo uso de recursos tecnológicos vigentes: las telecomunicaciones, la era satelital y digital, la interconectividad, la aldea global y, además, las ventajas comparativas que posee Venezuela y la enorme capacitación que tienen sus profesionales.

¡Bienvenidos al futuro!

Te doy la bienvenida a un país distinto, que sirve como referente a nivel mundial, que demuestra que trabajar con alegría, colaborar con la comunidad, cuidar el entorno ambiental, y sobre todo cuidar a nuestra gente, es uno de los valores fundamentales de este país.

Es un legado que dejaremos a nuestras generaciones por venir, es un país por el que hemos luchado, trabajado, y ahora lo debemos cuidar para que sea sostenible.


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